Es de Mark Ryden

Es de Mark Ryden

lunes, 10 de enero de 2011

El bosque



Metí los pies en el lodo, profunda e infantilmente en el lodo. Los árboles de alrededor insisten en cometer crímenes y yo me busco un refugio en la cueva misma del lobo. Es cálido, amable, siempre convincente. Me abraza tan largamente que es difícil darme cuenta que ya no es un abrazo si no un intento por devorarme. No pude distinguir el momento exacto en el que terminé en su estómago. El lobo tiene un bosque dentro, más espeso, más imponente, más real. Camino por el bosque espeso y me lleno los pies de un lodo terrible que hace que cada paso sea insufrible. Mis hombros cargan al viento con una seguridad envidiable y sigo hacia adelante por el vientre encantado del lobo perdido del pequeño bosque aquel que hace mucho tiempo dejó de ser real. Y el lobo es tan amable mientras me pierdo en las calzadas de sus intestinos, que no interesa aquella voz que insiste en que soy su alimento. "Tu propia creación te ha engullido", se oye a lo lejos. Y me doy vuelta atrás para no mirar, me distraigo con alguna estrategia garantizada y sigo hacia adelante sin darme cuenta que el lodo me ha obligado a cavar poco a poco una tumba en el bosque perdido del lobo oculto en aquel bosque lejano donde alguna vez fuera lodo. Dentro, hay un amable gusano que me extiende todo tipo de cortesías y me insiste en que mi camino es el correcto. "Hacia adentro, bien adentro. Piérdete en la totalidad del lodo, respira lodo, vive lodo, lobo". Yo estoy seguro de no ser un lobo pero los gusanos siempre dicen la verdad. Este es mi hogar.

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