Es de Mark Ryden

Es de Mark Ryden

martes, 18 de enero de 2011

Versos simples de mirada extranjera

Pisa Macarena el mundo, pisa Torera el silencio
Pisen mientras reza el ciego mirando hacia lo profundo
Duende acuchillando al tiempo, siempre vivo, fuerte viento
Lejos de lo sugerido, lo fugaz, audaz, completo
De un gemido que no acaba, de un tablao que se desgarra
En la sombra de la Alhambra, las guitarras de hacen agua
Desde lejos, con mis dedos, con la vibración y el cielo
Me regalo sin prejucios, torpes y sencillos versos
De un fervor jondo, temido, de un merecido flamenco.

Dijo la boquilla a Miles

Divina piedra que advierte una maldad infantil, querida lengua amenazante que fulmina mis dientes y vuelve a su guarida:
Sostén el momento de suspirar, de soltar un silencio sobreprotegido, escóndeme tus ojos bajo las sábanas, rompe mi cuello con tus labios y redúceme a cenizas con cierto abrazo rítmico que me sofoque, exprime mis besos, sécalos y deshazte de ellos, has de mi soledad un instinto educado, guarda un silencio y comienza otra vez.

Escrito de hace unos ayeres

El pequeño brillo circundante que sostiene a fuerza de misterios un alma en pena o amable y desterrada...
La raíz escondida tras dos frágiles cristales que hablan y dicen más de lo que estamos dispuestos a escuchar. Ojos que respiran y hablan de ti cuando no estás, de ti y tu esencia, de ti y tus principios de ti sin mí, sin nadie... ojos tuyos, espejos de mí alma

Y si solo ese brillo llenara mis dedos y dejaras correr tanto mar de recuerdos por entre mi piel y si solo mi piel le hablara a mis ojos y así mis lágrimas fueran tuyas y el alma un ser cautivo en su libertad, si tan solo ese sueño me dieras... sería tu lagrima y besaría tu piel...

La noche misma brilla en tus ojos, la luna baja a besar el cuello de tu alma, solo para seducirme, solo para vestir tu perfecta desnudez y no basten mil años para lograr salir de este instintivo deseo de volverte noche y ser luna contigo, y no basten mil vidas para olvidar y cuando el reloj marque otro tiempo, serás mis ojos y yo los tuyos seremos piel en noche oscura y vela de tantos...

lunes, 10 de enero de 2011

El bosque



Metí los pies en el lodo, profunda e infantilmente en el lodo. Los árboles de alrededor insisten en cometer crímenes y yo me busco un refugio en la cueva misma del lobo. Es cálido, amable, siempre convincente. Me abraza tan largamente que es difícil darme cuenta que ya no es un abrazo si no un intento por devorarme. No pude distinguir el momento exacto en el que terminé en su estómago. El lobo tiene un bosque dentro, más espeso, más imponente, más real. Camino por el bosque espeso y me lleno los pies de un lodo terrible que hace que cada paso sea insufrible. Mis hombros cargan al viento con una seguridad envidiable y sigo hacia adelante por el vientre encantado del lobo perdido del pequeño bosque aquel que hace mucho tiempo dejó de ser real. Y el lobo es tan amable mientras me pierdo en las calzadas de sus intestinos, que no interesa aquella voz que insiste en que soy su alimento. "Tu propia creación te ha engullido", se oye a lo lejos. Y me doy vuelta atrás para no mirar, me distraigo con alguna estrategia garantizada y sigo hacia adelante sin darme cuenta que el lodo me ha obligado a cavar poco a poco una tumba en el bosque perdido del lobo oculto en aquel bosque lejano donde alguna vez fuera lodo. Dentro, hay un amable gusano que me extiende todo tipo de cortesías y me insiste en que mi camino es el correcto. "Hacia adentro, bien adentro. Piérdete en la totalidad del lodo, respira lodo, vive lodo, lobo". Yo estoy seguro de no ser un lobo pero los gusanos siempre dicen la verdad. Este es mi hogar.

viernes, 7 de enero de 2011

La verdad

Hay un diminuto universo de posibilidades que dependen tanto de mí como del azar. De la suma de estas dos potencias surge una realidad que supone cierta necesidad de existir, incluso de encontrar sentido en el proceso mismo de respirar, siendo esta práctica, insuficiente para significarme algo. Como perro que persigue su propia cola, busco la verdad persiguiendo mis conceptos sin poder ver otra cosa que mis sentaderas y, dándolas por ciertas, filosóficas incluso, salgo al mundo en defensa de mi portentosa flatulencia mental, orgulloso de mi hallazgo, fuerte, poderoso, verdadero o bien débil, inútil y patético. Sea como sea, mis prácticas estacológico-mentales me permiten definirme, condenarme a la eterna búsqueda que un presente significativo implica.
La verdad es fácil de reconocer pero difícil de aceptar y aun más difícil resulta vivir en congruencia con ella y mientras descubro el hilo negro, mientras saco a pasear a mis conceptos por el mundo, seguiré moviéndome, girando mi diminuto mundo a todas direcciones, con la esperanza de que mi perspectiva sea otra, alguna vez otra, otra vez ésta, siempre distinta, quizá.